“Lo implícito” refiere a todo un
mundo de significados aún sin simbolizar (no registrados concientemente por la
persona, pero en el límite de la conciencia) que necesita de un vehículo para
ser alcanzado y decodificado. Ese vehículo, en FOCUSING, es nuestro cuerpo, el
cual no se refiere, en palabras de Gendlin “sólo a lo contenido dentro de
nuestra piel”, sino a un perfecto y complejo entramado de fisiología, psiquismo,
espiritualidad y energía; ese lugar, a veces difícil de explicar con palabras,
donde acontece “lo que nos pasa”.
Nuestro cuerpo contiene una fuente
inagotable de información. En Counseling Humanístico, nos referimos a esta
fuente de información como “SABIDURÍA ORGANÍSMICA”. Su función es ser una guía
perfecta acerca de qué es lo más adecuado para cada uno de nosotros en cada
momento de nuestra existencia. De ser atendida y respetada, logramos un
funcionamiento pleno, manifestado en un comportamiento abiertamente saludable hacia
uno mismo y hacia los demás, en el que no abundan la utilización de nuestros
mecanismos de defensa ni conflictos emocionales invalidantes y/o perjudiciales
para nuestra calidad de vida.
Lamentablemente, no siempre
escuchamos a esta guía interna perfecta. Esto se debe a una progresiva
desconexión con nuestro mundo interno, las más de las veces asociadas a la
necesidad de adaptarnos a nuestro medio ambiente (familia, escuela, sociedad),
con el fin de ser aceptados y amados. Por “adaptación” entendemos la necesidad
de esconder (primero) y, progresiva e inevitablemente, dejar de registrar (después)
todo sentimiento o expresión que ese medio ambiente perciba como inaceptable o
perturbador. Este alejamiento de ser nosotros mismos y comenzar a ser como se
nos demanda es un mecanismo de defensa que nos permite evitar la crítica y el
rechazo. Sumemos aquellas características no propias que hemos debido adoptar
para asegurarnos ese amor y aceptación, como, por ejemplo, estar siempre de
buen humor, hacerlo todo bien, ser fuerte, incansable, inteligente, y un sinfín
de etcéteras.
Esta desconexión interna nos aleja de
saber cómo somos o qué es lo mejor para nosotros, ya que dejamos de guiarnos
por nuestra SABIDURÍA ORGANÍSMICA (y comenzamos a funcionar en base a
condicionamientos externos a nosotros) y, así, perdemos libertad psicológica. En
algún momento, van a aparecer la angustia, la ansiedad, la frustración, los
conflictos internos. ¿Cuándo? Cuando, debido a nuestra limitada libertad
psicológica, nuestro pensar, nuestro sentir, nuestro actuar y aquellas
elecciones que, a partir de ellos, hagamos, se contrapongan a nuestra SABIDURÍA
ORGANÍSMICA, que a veces sale de su latencia, despierta con fuerza y demanda
ser escuchada. En esos momentos, ella parece querer protegernos con un “No, por
ahí no es”. Y lo realmente angustiante es que no parecemos darnos cuenta de
“por dónde SÍ es”.
A raíz de esta desconexión con
nuestro guía interno, podríamos experimentar todo un abanico de manifestaciones
psíquicas, espirituales y físicas: apatía, depresión, ansiedad, adicciones, dificultad
para tomar decisiones o para hacernos responsables de nosotros mismos, miedo al
cambio o a los vínculos, irritabilidad y agresividad, aburrimiento, no saber
qué estudiar, qué hacer con nuestra vida o a quién elegir como pareja, necesidad
de aprobación externa permanente, baja autoestima, necesidad de tener todo bajo
control, dolores físicos crónicos, etc., etc., etc.
Lo que se busca en un proceso de FOCUSING
es reconectar con nuestra experiencia real, de modo de acceder a “lo
implícito”, es decir, al significado real y particular que nuestras
experiencias tienen para cada uno de nosotros, como personas únicas y particulares,
posibilitando simbolizar sus significados personalísimos e intransferibles.
Estos significados son develados a través de nuestro cuerpo. En la medida en
que devolvemos a nuestro cuerpo su autoridad como el máximo referente de
sabiduría, éste colabora posibilitando detectar una sensación o malestar allí
donde algo necesita develarse. Ese “algo”, aún no simbolizado, pero cargado de
información, se muestra a través de una “sensación sentida”. Esta sensación
sentida necesita ser registrada y atendida con voluntad y conciencia para poder
ser, luego, “explicada con palabras” y simbolizada (capitalizada en nuestra
conciencia). Contiene un caudal de significados que irán emergiendo en la
medida en que le permitamos develarse del modo en que necesite hacerlo. Esto
podría ser, de acuerdo a las particularidades de cada persona, una sensación
física, una imagen, una palabra, una idea, un recuerdo, un color, un aroma,
etc., que traerán consigo aspectos de nuestro SER desconocidos, o que podrían
haber sido negados o deformados en el pasado, en función de aquellos
condicionamientos externos. Estos
aspectos rechazados, deformados o desconocidos necesitan reintegrarse a nuestro
SER.
En un proceso de FOCUSING, algo que de
aquello que esta persona, en algún momento (y defensivamente), le “escondió” a
su conciencia, tocará a la puerta. Quizás aparezca como una sensación de
opresión en el pecho, de nudo en la garganta, de imagen difusa y borrosa, de un
sonido o palabra, o la sensación de estar “flotando”, por ejemplo. Cuando estas
“sensaciones sentidas” aparecen, queda totalmente de manifiesto que la persona
está al fin lista para recibirlas y sumergirse en ellas, algo similar a girar
la llave, abrir la puerta, dejarlas entrar y abrazarlas con un “¡Bienvenido!”.
Este “invitar a pasar y abrazar” posibilita experimentar el núcleo principal de
un proceso de FOCUSING, algo que Gendlin denominó “viraje corporal”, que no es
ni más ni menos que una sensación de algo transcurriendo y transformándose en
su interior, y que trae alivio. En palabras de Gendlin, “…algo que estaba
abotonado, de repente se suelta y hay un expandirse muy, muy ancho, que luego
se instala en un suave respirar”. La transformación ya ha ocurrido y esta nueva
información, ahora integrada, acrecienta el poder personal de esta persona,
que, de repente, se ha vuelto un poco más ella misma. Esto no sólo la hará
sentir “más completa y funcional”, sino que contribuirá a atender cualquier
situación que se presente en su vivir, al contar con herramientas emocionales
ahora más acabadas y sofisticadas.
.
Integrar nuestros aspectos
rechazados, deformados o desconocidos requiere Presencia, es decir la actitud
de permanecer aceptante y amorosamente con todo aquello que se vaya develando,
sin juzgarlo, dejándolo ser del modo en que ES. La Presencia no es mental, no
analiza ni juzga; tan sólo acepta cada aspecto de la persona rechazado,
deformado o desconocido que necesita ser escuchado. Cada “algo” que es
escuchado, aceptado e integrado pierde su condición de amenazante, a la vez que
vuelve a la Presencia aún más fuerte, extensa y aceptante. A más Presencia y
más integración de aspectos de nuestro SER antes exiliados, fortalecemos
nuestro yo y funcionamos de manera más auténtica, menos automáticamente,
utilizando menos mecanismos de defensa (porque ya no sentimos la necesidad de
ocultarnos ni ocultar a los demás quienes somos realmente), así como menos
respuestas copiadas de otros y automatizadas, que no son efectivas en términos
de desplegar nuestro potencial interno y favorecer nuestro bienestar.
Resumiendo todo lo antedicho en una
definición concreta, ésta sería: FOCUSING es un proceso mediante el cual
buscamos sanar emocionalmente y/o mantener un sano equilibrio psico-espiritual
conectándonos con y escuchando atentamente la sabiduría natural que nuestro
cuerpo, como canal, nos comunica.
El resultado es una gratificante
sensación de plenitud al abrazar aspectos de nuestro Ser alguna vez perdidos y,
hoy, como piezas de rompecabezas extraviadas y recuperadas, volviéndonos los
seres completos y funcionales que jamás debimos haber dejado de ser.
Como punto final, es importante
aclarar que Focusing no es una terapia. Es un recurso humano natural (es decir,
nacimos con él, aunque muchos lo hayamos perdido) que algunos profesionales de
la salud mental brindamos a nuestros consultantes o pacientes, pero que puede
ser practicado por cualquier persona, tanto en sí misma, como para acompañar a
otros. Es idealmente sugerido para mamás y papás, docentes y médicos, y
aquellas personas que utilicen prácticas como Mindfulness o Meditación y deseen
dar “una vuelta de tuerca más”, aprendiendo a “vincularse” con aquello que
aparece y necesita ser atendido.
Carla May
Consultora Psicológica
Humanística y Sistémica
Facilitadora del Desarrollo Personal
Facilitadora del Desarrollo Personal
15-6103-2940
4726-6479
General Pacheco, Buenos Aires
http://
No hay comentarios:
Publicar un comentario