Muchas veces hay situaciones que no podemos resolver solos y
es allí cuando pedimos ayuda a un profesional de la ayuda psicológica para
lograrlo. El primer acercamiento a nuestra problemática es a través de la
palabra, con la que intentamos explorar la situación, examinar todas sus
aristas y encontrar la manera de resolverla de una forma favorable. En este primer acercamiento a través de la palabra, solemos comunicar aquello que sentimos con
términos y conceptos ya conocidos que, quizás, no alcancen para abarcar la
inmensidad de lo que vive en nuestro interior, tal vez alejado de la consciencia (probablemente, en el borde de la conciencia pero, aún, sin poder traspasar
el límite hacia lo consciente). ¿Cómo podemos acceder, entonces, a ese amplio
mundo de significados personales riquísimos que nos estamos perdiendo? Existen
varias vías, algunas de ellas mencionadas en mis artículos anteriores (entre ellas, el FOCUSING). Y hoy,
propongo una nueva: A TRAVÉS DE NUESTRO MUNDO SIMBÓLICO.
Los símbolos (o imágenes) guardan significados desde incluso
antes de nuestro nacimiento, a los que, muchas veces, no podemos darles palabras. Probablemente
porque estos significados provienen de un momento de nuestra vida en el cual no
teníamos todavía un desarrollo cognitivo lo suficientemente maduro como para registrarlos/comprenderlos,
ni todavía un lenguaje lo suficientemente
desarrollado como para nombrarlos.
En otro orden, nuestros paradigmas mentales suelen responder
a los hábitos y creencias que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida.
Mucho de nuestro sufrimiento proviene de una disfuncionalidad de esas creencias
en nuestra vida, hoy. Nos movemos en un mundo de significados cuya “realidad”
nos trae dolor, incomodidad o malestar, y de donde nos es difícil corrernos, ya
que no conocemos otra realidad. Allí es donde nuestro mundo simbólico nos ayuda
a conocer otros paradigmas y a pensar de formas más libres, distintas a las que
conocemos. ¡Qué fantástico es darse cuenta de que estas “otras realidades” que
habitan en nuestro interior siempre han estado ahí, aunque no habíamos hallado,
hasta ahora, la manera de permitirles comunicar su riqueza! Y, cuando emergen,
sólo puede haber transformación.
Un camino para permitir a nuestro mundo simbólico expresarse
es a través de la técnica llamada ENSUEÑO DESPIERTO. El Ensueño Despierto es
una “oniroterapia” (término proveniente de “onírico”, que significa “asociado a
los sueños”). Se llaman así a los métodos psicoterapéuticos que utilizan la
imaginación libre o espontánea y el relato simultáneo de lo imaginado. El Ensueño
Despierto es un estado intermedio entre la vigilia y el sueño, entre lo
fisiológico y lo psíquico. Mediante un estado de relajación, se invita al “ensoñante”
a relatar qué ve a partir de una imagen o situación sugerida por el terapeuta.
Lo que el ensoñante crea es una película en la cual aparece invaluable
material de su vida psíquica que tiene, por finalidad, ayudarlo a conocerse más
profundamente y a hacer los ajustes necesarios en su vida emocional que le
permitan un mayor bienestar y una más amplia libertad psicológica. En esta
película, que es un producto de su psiquismo, el profesional lo invita
a realizar una serie de acciones, a “ponerse en movimiento”. Estas acciones
imaginadas tiene, luego, un correlato en la vida cotidiana del consultante, lo
que le posibilita llevar a cabo en su vida real aquello que anteriormente “ensayó”
en una esfera simbólica.
¿Qué explora esta técnica? Explora nuestra percepción histórica (es decir, la mirada que tenemos acerca de nosotros mismos a lo largo de nuestra historia y que, muchas veces, es una mirada ajena, viciada por la manera en que nuestros cuidadores primarios nos veían siendo pequeños). Explora también nuestra forma de relacionarnos, nuestras fortalezas y debilidades, nuestros miedos, nuestras herramientas para abordar conflictos, etc.
¿Qué promueve? Promueve un autoconcepto más realista y actualizado, y menos influido por la mirada de los otros. Promueve la utilización de herramientas emocionales más acabadas y funcionales. En síntesis, realiza un escaneo de nuestro sistema operativo mental y emocional, limpia los archivos obsoletos y los reemplaza por otros más actualizados y funcionales a nuestra calidad de vida.
¿Qué explora esta técnica? Explora nuestra percepción histórica (es decir, la mirada que tenemos acerca de nosotros mismos a lo largo de nuestra historia y que, muchas veces, es una mirada ajena, viciada por la manera en que nuestros cuidadores primarios nos veían siendo pequeños). Explora también nuestra forma de relacionarnos, nuestras fortalezas y debilidades, nuestros miedos, nuestras herramientas para abordar conflictos, etc.
¿Qué promueve? Promueve un autoconcepto más realista y actualizado, y menos influido por la mirada de los otros. Promueve la utilización de herramientas emocionales más acabadas y funcionales. En síntesis, realiza un escaneo de nuestro sistema operativo mental y emocional, limpia los archivos obsoletos y los reemplaza por otros más actualizados y funcionales a nuestra calidad de vida.
Podemos pensar al Ensueño Despierto como una terapia
Conductual, así como una Existencial. Desde una mirada Conductual (aquella que intenta
modificar conductas limitantes, disfuncionales o inhibitorias), la acción
imaginaria, por sí misma, produce cambios terapéuticos antes de cualquier
interpretación. Lo que sucede en términos simbólicos acontece en el hemisferio
derecho, la sede del inconsciente. Así, lo que una persona puede lograr en un
espacio imaginario, puede lograrlo en la vida.
Carla May
Consultora Psicológica Humanística y Sistémica
Facilitadora del Desarrollo Personal Integral
15-6103-2940
2129-5698
General Pacheco, Buenos Aires
Facilitadora del Desarrollo Personal Integral
15-6103-2940
2129-5698
General Pacheco, Buenos Aires
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