sábado, 29 de junio de 2019

¿CÓMO COLABORAMOS CON LA FORMACIÓN DE UN YO NO SANO EN NUESTROS HIJOS?


No voy a dar a este artículo un perfil académico ni formal, sino poder contar, desde mi devenir personal, lo que veo en consulta y podría ser útil para vos.
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Cuando era chica, y escuchaba comentarios acerca de que Fulano tenía depresión o de que Mengana tenía “una enfermedad mental”, yo creía que cada uno de ellos había llegado a experimentar esa patología por “destino”; creía que era lo que a cada uno le había tocado, como si la forma en que cada uno fuese y atravesase su existencia dependiera de la suerte.
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Luego llegué a la Psicología Humanista y aprendí que cada uno de nosotros puede tener una cierta predisposición genética a desarrollar determinada condición psicológica o psiquiátrica, pero que no alcanzaba con eso; que, de no haber colaboración del AMBIENTE en el uno crece, esa predisposición podría jamás despertar y manifestarse.
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Y son esas condiciones ambientales las que veo en consulta con la mayoría de mis consultantes.
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Las personas que llegan a nosotros, los counselors, quizás sean las que hayan tenido la fortuna de llegar al mundo con más recursos internos, lo cual les posibilitó no desarrollar patología. Sin embargo, sus vivencias podrás haber sido similares a las de aquellos que sí han desarrollado una, y necesitan un abordaje con un psicólogo y/o psiquiatra.
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¿QUÉ HABRÍAN NECESITADO PARA DESARROLLAR SU YO SANAMENTE?
Cualquier niño que arriba a este mundo necesita, para poder desarrollar un Yo sano, experimentar seguridad interna. Si no hay interferencias externas que obstaculicen el proceso, ese niño podrá destinar toda su energía psíquica a descubrir el mundo, primero, y a ir descubriendo cómo él o ella es internamente, luego. La seguridad interna (es decir, no necesitar estar a la defensiva ni en estado de alerta permanente) obran como un campo fértil: cuanto más fértil es, más saludables serán los brotes. La imagen más representativa de este estado de seguridad interna es la clásica de un niño absorto en su juego en una plaza. De repente, parece que ese niño “despertara de ese idilio lúdico” y busca con la mirada a su mamá, papá o cuidador. Si esa persona está ahí, observándolo, el niño se siente cuidado y seguro, y, luego de sonreír, vuelve a su juego, tranquilo al saberse protegido.
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Cuando esto no sucede, y no de un modo esporádico, sino más bien de manera sistemática, el niño registra que su seguridad depende de él mismo, por lo cual necesitará quitar la energía psíquica que destinaba a generar su Yo interno y tendrá que volcarla a una búsqueda de seguridad. Su Yo no dejará de desarrollarse, sólo que no lo hará como brotes verdes, sino como un desierto árido… y así irá por la vida.
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Los relatos que escucho en consulta dan cuenta de qué provocó que hoy, mis consultantes funcionen alejados de un estado de salud emocional óptimo.
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Si estás empapada/o en la teoría del apego, verás por qué coloqué los siguientes relatos en grupo. Si no conocés esta teoría, te iré explicando:
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💬 “Mi mamá era una frustración caminando. Cuando algo no salía como ella quería, estallaba en furia y ¡agarrate! Tan sólo ponerme la ropa mal o que algo se me cayera al piso podía hacerla empezar a gritar, tratarme horrible o pegarme. Muchas otras veces, no dependía de lo que yo hiciese. A ella le pasaba algo en la calle o el trabajo y venía hecha una furia. No pasaba siempre, porque a veces estaba de buen humor, pero yo siempre estaba mirándola, a ver si lo que yo había hecho provocaba en ella que saliera el monstruo o si no pasaba nada”.

💬 “Mi mamá, pobrecita, siempre fue víctima de la psicopatía de mi papá. Él la criticaba y ella podía hacer dos cosas: o lloraba como una nena o se descargaba con mi hermano y conmigo. Era algo como incontrolable. Rogaba que mi papá no estuviese para yo sentirme seguro. Cuando mi papá estaba lejos o actuando como una persona normal, todo estaba bien.”


💬 “Desde que tengo memoria, mi mamá es depresiva. ¿Sabés las veces que le escuché decir que se quería morir? ¡No tenés idea de cómo yo me desesperaba! ¡¡¡¿¿¿Qué iba a hacer yo sin mi mamá???!!! No sabés, era estar en la escuela pensando si, al volver, la iba a encontrar bien o no. Un día la encontré durmiendo y me desesperé. ¡Pensé que estaba muerta! ¡No sabés cómo la insulté y golpée! ¡Sentí que me moría! Y después de eso, tener que escuchar que cómo yo trataba así a mi mamá, con lo delicada que estaba, y que por qué no me ocupaba de lo realmente importante, el estudio, a ver si levantaba las notas.”


💬    "       "Mi papá toooooda la vida se quejó de mi mamá. Que ella esto, que ella aquello. Ellos acordaban algo como pareja y él iba y rompía ese acuerdo. Y yo, en el medio, teniendo que cuidarla de él, a la vez que me siento re culpable, porque él y yo somos re compinches. A veces no la puedo mirar a la cara, por si ella cree que yo estoy complotada con mi papá. En fin, el resultado de haber sido criada por dos niños.”
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💬 “Es horrible saber que mi mamá no estuvo ahí para mí. Es decir, estaba físicamente, pero siempre mirándose el ombligo. Que su depresión, que su duelo, que nadie la escucha, que nadie la tiene en cuenta. ¿Te parece que un niño de 6 ó 7 años tiene que escuchar eso de su propia madre, una adulta? Siempre haciendo sentir culpables a los demás. No sabés, ¡una víctima de la vida! Eso sí, a mí, mis buenos golpes me daba cuando yo no era lo que ella quería y le brotaba la frustración. Ah, pero la víctima es ella, ¡eh!”
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Quizás esto te suene al gérmen de un APEGO INSEGURO AMBIVALENTE: la figura de apego (el cuidador) para ese niño es, en realidad, impredecible. El niño no sabe cuándo se lo tratará bien y cuándo no, cuándo habrá alguien para mirarlo a él o cuándo no, debido a ser cuidado por un adulto que no sabe regularse emocionalmente. El niño deberá estar SIEMPRE ATENTO a ese adulto, para ver si lograr frenar a tiempo un estallido de violencia, luego de registrar el primer signo de incomodidad, enojo, frustración en su rostro. Se convertirá en un experto en control para evitar que ese adulto se desregule, pero no lo hará porque es bueno y desea que ese adulto no sufra, sino para evitar el castigo psíquico o físico de su parte.
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Si ha tenido figuras de apego con alguna conducta que implicase la posibilidad de que se hiciese daño o desapareciera, el niño, probablemente, haya asumido el rol de cuidador; nuevamente, no porque cuidar sea su vocación, sino para evitar perder a la persona que, se suponía, debía cuidar de él.
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El niño no tendrá resto para desarrollar un Yo sano y probablemente desarrolle Dependencia Emocional, es decir, ir por la vida buscando que se lo trate del modo que debería haber sido, al haber quedado hambriento de amor. Será un niño que no pudo crecer y, muy probablemente, no madurará emocionalmente.
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Si está acostumbrado a que se lo maltrate, irá por la vida haciéndose cargo de las críticas de los demás, y, al igual que ocurrió con aquella figura de apego impredecible, no se irá cuando sea maltratado, sino que, ahora con años en la práctica en control, adecuará su persona a las demandas de ese otro.
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Si asumió el rol de cuidador, buscará a personas de las cuales cuidar (alguien con una adicción, con una enfermedad física o psíquica invalidante, o que no pueda mantenerse económicamente, por ejemplo). Así, sentirá que es valiosa para alguien.
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En todos los casos, son personas que debieron correrse del rol protagónico en sus vidas, para adecuarse o dejar contento/tranquilo a alguien más. Desde ese lugar, funcionarán en la vida. Y habrá sufrimiento.
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💬 “Mi papá es una crítica que respira. Todo lo que yo siempre hice estuvo mal para él. Hasta me amenazaba con que nadie me iba a querer si no hacía las cosas bien. Hoy estoy entendiendo que ‘hacer las cosas bien’ era hacer lo que él quería. Es horrible que nunca me haya dejado ser quien soy. Si hasta me casé con una persona hipercrítica, igual que él. Ya no lo quiero ver.”


💬 “Me siento una estúpida. Toda mi vida intentando contentar a esta madre insatisfecha con su propia vida. Nunca nada le vino bien. Que todo estaba mal hecho, que yo no sabía hacer nada. ¡Obvio! ¡No aprendí nada de ella porque no quería estar cenca suyo ni 5 minutos! Y yo, siempre haciéndole favores y esperando que, alguna vez, me mostrara cariño o me dijera una palabra amable. Hoy se queja de que está sola. En fin...”
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Cuando hay rechazo, crítica, desamor o castigo emocional puede generarse un APEGO INSEGURO EVITATIVO. El niño aprendió que la única forma de evitar el dolor de un adulto nocivo era estar alejado de él. Es posible que hoy, ya adulto, le cuesten las relaciones de cercanía y evite el compromiso, como una forma de resguardarse del posible dolor emocional que implicaría desnudarse emocionalmente frente a otro. A sus ojos, todas las personas son dañinas.
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No incluyo el apego inseguro desorganizado porque es probable que se desarrolle psicopatología asociada, campo de la psicoligía clínica.
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Lo que sabemos del tipo de apego que una persona desarrolle es que es lineal, es decir que se transmite de generación en generación. Si tuve un padre con apego inseguro ambivalente, muy probablemente, también yo lo desarrolle.
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Algo propio de los estilos de apego inseguro es que fueron generados por tener padres que, desde lo emocional, no pudieron desarrollar un Yo sano. Estos padres han ido por la vida buscando la forma de sobrevivir emocionalmente. Una persona que funciona en modo "supervivencia afectiva" no puede apartar la mirada de su propio ombligo, ni siquiera con sus hijos, ya que hay elementos de madurez y seguridad emocional que ella misma sigue buscando y hay una herida que sigue abierta. Si los hijos de estos padres han tenido una estructura de personalidad fuerte, quizás sólo reproduzcan el tipo de apego inseguro y el sufrimiento emocional asociado.
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Si sus hijos han tenido la desavenencia de contar con una estructura de personalidad lábil (o débil), éstos probablemente desarrollen un trastorno de la personalidad. De ahí, el libro que acompaña a este artículo. Para que puedas ver cómo cada Trastorno de la Personalidad tuvo su génesis en un tipo de trato determinado en la infancia (nada es casual).
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La intención de este artículo no es que te sientas culpable si, siendo mamá o papá, funcionás desde un estilo de apego inseguro. La intención es que puedas hacer algo con ello para lograr dos cosas:
1. Ser más feliz.
2. Ser una base segura para tus hijos (a pesar de tu pasado).
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Pedí ayuda. Sanar es siempre una opción.
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Carla May
Consultora Psicológica Humanística y Sistémica
Facilitadora del Desarrollo Personal Integral
https://focusinggeneralpacheco.blogspot.com/
http://carlamaycounselor.blogspot.com/
15-6103-2940
2129-5698

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